En qué ver en Dublín en tres días te proponemos una serie de planes imprescindibles en toda visita a la capital irlandesa.
Conoceremos los museos, bibliotecas e iglesias más importantes entre otros, todo ello sin olvidarnos de disfrutar de su símbolo por excelencia en sus pubs más famosos: la Guiness.
Barrio Temple Bar
Nuestra primera recomendación de las cosas a ver en Dublín es conocer el barrio más animado de la ciudad, Temple Bar.
Te quedarás alucinado con sus pubs y restaurantes, especialmente de noche, cuando realmente este barrio cobra vida llenándose de gente yendo de bar en bar creando muy buen ambiente, y si además tu visita es en la época de navidad te encantará la decoración de sus fachadas. A nosotros nos enamoró tanto por fuera como por dentro el Temple Bar, el pub que toma su nombre del propio barrio.
Aunque este es sólo uno de los muchos pubs que tienes que ver en Temple Bar.
Aunque sea más famoso por su vida nocturna, en Temple Bar también son muy famosos sus mercadillos de fin de semana, conocidos como “Temple Bar Food Market”.
Aquí podrás saborear lo mejor de la gastronomía de la ciudad y la más variada, desde quesos de ovejas de Galway hasta sushi.
Trinity College
Sin duda una de las paradas imprescindibles en todo viaje a Dublín es la universidad del Trinity College.
El acceso al recinto es gratuito, para lo que tendrás que sacar entrada es para la Old Library, donde se encuentra el famoso Libro de Kells.
Este manuscrito contiene los cuatro Evangelios del Nuevo Testamento en latín y data de alrededor del año 800 d. C. Casi todas sus 680 páginas plasman imágenes que representan míticas criaturas, iconografía cristiana, animales tanto salvajes como domésticos y símbolos celtas.
Nosotros en 2019 pagamos 14 € cada uno por la entrada.
Conoce alguna de las curiosidades más interesantes del Trinity College.
Guinness Storehouse
A 1 kilómetro y medio de Temple Bar encontramos una de las mayores atracciones turísticas de toda Irlanda, la famosa fábrica-museo de la mítica cerveza Guinness.
Este plan en Dublín es 100% recomendable. Sin duda es una de las cosas que ver en Dublín en tres días.
Te espera un edificio de 7 plantas en el que experimentarás con todos los sentidos la fabricación de la cerveza, así como la evolución de la marca a lo largo del tiempo. Tendrás una pequeña degustación (un chupito) en un punto de la visita, y otra al final en el maravilloso bar de la última planta en el que te tomarás una pedazo de pinta con unas vistas de la ciudad espectaculares.
Nuestras ganas de tomar la pinta iban creciendo a medida que iba avanzando la visita, y especialmente cuando te dan esa primera degustación, te dejan con ganas de más, que se satisface por completo con la visita a su bar.
Si no te gusta la cerveza negra no te preocupes, también tienen otras rubias como la Hop House 13 Lager, nosotros pedimos una de cada, para probar diferentes sabores pese a que las cervezas negras nos gustan menos, pero estando en la fábrica de Guinness…¿cómo no pedir una buena pinta de su cerveza más famosa?
Durante el recorrido irás encontrando carteles informativos en inglés pero si no estás muy puesto en el idioma o si prefieres que te lo cuenten de una forma más amena siempre puedes reservar una visita guiada.
Los famosos puentes de Dublín
A su paso por la ciudad, el río Liffey separa a la misma en dos grandes zonas diferenciadas, que se conectan a través de alrededor de 15 puentes. Entre ellos los más renombrados y fácilmente reconocibles son: O’Connell Bridge, Sean O’Casey Bridge, Samuel Beckett Bridge e indudablemente el Ha’penny Bridge
Si te apetece un paseo en barco para tomar contacto con la ciudad y conocer sus diferentes puentes puedes reservarlo aquí, en él te contarán la historia de la ciudad desde la época vikinga y alguna que otra leyenda. Este es un plan perfecto de la lista de cosas que ver en Dublín.
Todos los puentes que puedes ver en Dublín:
- Rory O’More Bridge
- James Joyce Bridge
- Liam Mellows Bridge
- O’Donovan Rossa Bridge
- Grattan Bridge
- Millennium bridge
- Ha’penny Bridge
- O’Connell bridge
- Rosie Hackett Bridge
- Butt Bridge
- Talbot Memorial Bridge
- Sean O’Casey Bridge
- Samuel Beckett Bridge
- Tom Clarke Bridge
Ha’penny bridge
Hacemos especial mención a este puente, porque es el más famoso de la ciudad. Antiguamente era conocido como puente Wellington en honor a Arthur Wellesley, el primer duque de Wellington.
Antes de su construcción en 1816, los habitantes de la ciudad sólo podían pasar de una orilla a otra del río mediante barcas. Este fue el primer puente de la ciudad en cruzar el río Liffey y para costear los trabajos del puente se decidió que cada persona que lo atravesase caminando debería pagar una tasa de medio penique (half penny), mucha gente para ahorrarse ese medio penique, que finalmente se convirtió en uno, llegaba a cruzarlo a cuestas o a hombros de otra persona. Y es precisamente de ahí de donde viene el nombre de este famoso puente, aunque oficialmente su nombre sea Puente Liffey.
No fue hasta 1919 que se dejó de cobrar por cruzar el puente.
The Spire
Si cruzas el río Liffey por O’Connell Bridge y recorres la calle homónima llegarás directo a uno de los monumentos más reconocibles de la ciudad: The Spire.
Este famoso monumento de más 100 metros de altura está considerado como la escultura más alta del mundo. Consiste en una estructura con forma de aguja que se va estrechando a medida que va creciendo en altura. La sensación que provoca el situarse justo pegado a él y mirar hacia arriba es difícil de explicar, parece que no acaba nunca y que su punta se fusiona con el cielo.
También es conocido como el Monumento de la Luz, en su cima se instaló una luz fija, convirtiéndola así también de noche en un punto visible desde prácticamente cualquier rincón de la ciudad, resulta muy útil para orientarse y los dublineses lo utilizan como punto habitual de encuentro.
Justo al lado suyo podrás ver la Oficina General de Correos, un edificio muy señorial y también el último de los grandes edificios públicos de la arquitectura georgiana erigidos en la ciudad.
St. Patricks Cathedral
Esta catedral fue erigida en honor al patrón de Irlanda y reconstruida a principios del siglo XIII.
Se construyó al lado de un pozo en donde según cuenta la leyenda, San Patricio bautizaba a aquellos que se convertían del paganismo al cristianismo.
La entrada cuesta 9 € para los adultos y 8 € para los estudiantes o gratis si compras la Dublin Pass y se encuentra en la Calle St Patrick’s Close.
Si quieres una visita guiada a la catedral puedes contratar un tour.
Castillo de Dublín
Un viaje a Dublín no estaría completo sin hacer una visita a su Castillo. Está situado en pleno centro de la ciudad, a tan solo 5 minutos de la zona de pubs de Temple Bar.
Esta fortaleza es uno de los símbolos del país que comenzó siendo el lugar de asentamiento vikingo, para posteriormente pasar a ser una fortaleza militar y más tarde la residencia de la realeza irlandesa.
Actualmente acoge recepciones de Estado y otros eventos en los que participa la clase apoderada del país y una de las atracciones principales que ver en Dublín.
Christ Church
También conocida como la Catedral de la Santísima Trinidad, es la catedral protestante más antigua, por delante de St. Patricks. Alberga la mayor cripta medieval de Irlanda a la que puedes acceder comprando tu entrada.
Te dejamos su página oficial para que puedas elegir la visita que más se adapte a ti.
Calles comerciales de Dublín
Dos de las calles comerciales más famosas y transitadas de la ciudad son O’Connel Street y Grafton Street.
En O’Connel Street es donde se encuentra el famoso Spire y la Oficina General de Correos, además de multitud de tiendas donde podrás comprar tus regalos y recuerdos de la ciudad, y también las cadenas internacionales más conocidas.
En Grafton Street, está el Stephen’s Green Shopping Centre, un centro comercial con tiendas variadas y muchos establecimientos donde tomarte un café acompañado de una buena golosada. La verdad es que es una galería muy bonita de ver, aunque no tengas intención de comprar o comer nada. A nosotros nos gustó mucho, y la decoración navideña era exquisita, eso sí, cierra prontito sobre las 19:00 horas.
Para los frikis de Disney como nosotros, en esta calle está su tienda oficial, así no dudes en entrar a verla porque es muy bonita.
Justo al lado de este centro comercial está el parque de St Stephen’s Green, ideal para darse un paseo tranquilo, es un lugar de reunión de los dublineses sobre todo en los meses de calor, donde hacen incluso pequeños picnics.
Estatua de Molly Malone
Justo al lado de Grafton Street podrás ver la estatua famosa de Molly Malone.
¿Quién era Molly Malone?
Pese a que no existan pruebas que confirmen que este personaje existió en la realidad, posee una canción propia que se ha llegado a convertir en el himno no oficial de la ciudad. La canción narra la historia de una hermosa pescadera llamada Molly Malone que murió joven de una fiebre en plena calle. Esta iba por las calles de la zona portuaria de Dublín, empujando un carro y pregonando: «¡¡Berberechos y mejillones vivitos!!». Típicamente se la representa como una vendedora de día y una prostituta de noche.
Hasta 2014, se encontraba al comienzo de la calle Grafton, pero por obras en las líneas del tranvía la tuvieron que trasladar a la calle cercana de St Andrews.
Museos de Dublín
Tenemos una buena noticia, la mayoría de los museos en Dublín son de acceso gratuito, alguno de los que puedes visitar son: Museo de Historia Natural, la Galería Nacional de Irlanda, Museo Nacional de Arqueología…
Puertas de colores de Dublín
A la lista de qué ver en Dublín en tres días añadimos sus puertas coloridas, porque según vayas paseando por las calles próximas a estos museos, te llamará la atención los colores de las puertas de los locales y casas de este barrio georgiano.
Existen varias leyendas acerca del porqué de tanta variedad de color:
La primera cuenta la historia de un dublinés que, con unas cuantas pintas de más, regresó a su casa y se encontró a su mujer “pasándoselo demasiado bien” con su vecino. Sin pensárselo dos veces los mató a los dos y a la mañana siguiente, todavía con una gran resaca, se dio cuenta de que había matado a sus vecinos por error. Tras este incidente los vecinos decidieron pintar sus puertas para que nadie más se volviera a confundir.
La segunda cuenta que cuando la reina Victoria enviudó mandó pintar todas las puertas de Reino Unido de negro como señal de luto, y los irlandeses para llevar la contraria a la reina, con la que nunca congeniaron, hicieron precisamente lo contrario y pintaron sus puertas con variados colores vivos.
Hay puertas verdaderamente preciosas, majestuosas y en navidad además decoradas con muérdago y pequeños abetos.
¿Conocías estas curiosas historias acerca de las puertas en Dublín?